martes, 10 de noviembre de 2015

“Libertad de acción”

Recuerdo hace algunos años la noticia publicada por canales hispanos de un mendigo en Guatemala que después de vivir años en las calles fue encontrado por los abogados de una señora millonaria que al morir le había dejado todo cuanto tenía. De la misma forma viven muchos creyentes que aun siendo hijos de Dios por la fe en Jesús se comportan como mendigos o peor aún como esclavos.

En Gálatas 4: 1-3 leemos la siguiente declaración: “Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo…”

De esta declaración concluímos que hay personas que son esclavas y otras que viven como tal siendo libres. En el segundo estado viven muchos cristianos y la razón es la edad espiritual que tienen. 

SER NIÑOS ESPIRITUALES ES UNA AMENAZA A LA LIBERTAD

Pablo le dijo a los Corintios: “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.” (1 Corintios 3:1)

Ser un niño espiritual es desastroso. Si analizamos algunas características de los corintios nos damos cuenta enseguida por qué Pablo los catalogó “niños en Cristo” y de paso sabemos si somos nosotros niños espirituales o no:

 Tienen una dieta limitada

“Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía” (1 Cor. 3:2)

Tienen un comportamiento inmaduro 

“porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales…? (1 Cor . 3:3)

Tienen vínculos exagerados 

“Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?” (1 Cor. 3:4)

Entonces la pregunta clave es: ¿Cómo podemos convertirnos en creyentes maduros

Quizás la mejor manera de describir a un creyente maduro es como lo encierra Juan en su primera carta cuando dice: “Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió.” (1 Juan 2:6)

Y Jesús vivió para la gloria de Dios, cumpliendo su voluntad. Por eso tuvo libertad de acción y pudo escoger morir en una cruz aun cuando eso no era lo que sentía originalmente. Como él mismo afirmó “nadie me quita mi vida, yo mismo la pongo y yo mismo la vuelvo a tomar”. Y eso es libertad

Pablo concluye su idea de libres viviendo como esclavos por causa de su edad espiritual diciendo en los vs.4-7

“Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envío a su hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley. Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos; y debido a que somos sus hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el cual nos impulsa a exclamar “ABBA, PADRE” 

“Ahora ya no eres un esclavo sino un hijo de Dios, y como eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero” 

Conocer nuestra condición espiritual es decisivo para poder vivir una vida de madurez integral. Y la madurez respectivamente afectará positivamente toda nuestra vida. Las personas maduras construyen relaciones maduras y saludables. Las personas maduras toman decisiones maduras e igual actúan. ¿Quieres gozar los efectos de una vida saludable? ¿Quieres vivir dentro de los parámetros de la libertad? Entonces vive como hijo de Dios y en plena comunión con ÉL.




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