lunes, 22 de febrero de 2016

El poder del Compromiso


Quiero que hagas un ejercicio mental. Piensa por un par de segundos en algo que sea muy importante para ti. Luego encuentra una palabra para encerrar en ella ese “algo” tan importante en tu vida. ¿Ya la tienes? Bueno, era solo para ver cómo estaba tu capacidad mental …Yo también decidí encerrar en una sola palabra los aspectos sobresalientes que quiero compartir contigo.  Así que la palabra que hoy resume todo este tema es: COMPROMISO.

Compromiso se define como:

  • Convenio
  • Pacto
  • Contrato
  • Acuerdo

Quiero que nos quedemos con uno solo de estos sinónimos, con la palabra: Pacto.

Sabes, todavía Dios bendice este planeta porque hace miles de años Él hizo un pacto con Noé y lo ha cumplido al pie de la letra

También hizo pacto con Abraham y lo ha cumplido de la A a la Z.
Como lo dice la canción del reconocido cantante cristiano, Marcos Witt: Dios es un “Dios de Pactos”

Y en virtud de sus pactos él se compromete. Bueno, nosotros debemos reconocer 2 cosas importantes: La primera es que estamos dentro de una relación de Pacto (Que Dios Padre hizo con Dios Hijo en representación nuestra)
La segunda es que gracias a ese Pacto que Jesús firmó con sangre nosotros ahora sí podemos ser personas de COMPROMISO. (dirijo este mensaje a personas que han nacido de nuevo y son seguidores de Jesús)

Hay un pasaje en el evangelio de Lucas que sirve de base para este tema. Amo esta Escritura, de hecho sobre ella prediqué uno de mis primeros mensajes hace 20 años atrás. Así que se imaginan el aprecio que le tengo a esas palabras. Se encuentra en Lucas 14: 25-35

El v.25 dice que “grandes multitudes seguían a Jesús…” Wow dirían muchos, eso sí es fama. Me imagino los predicadores itinerantes mirando de lejos, algunos con cierta envidia, pero todos llenos de admiración hacia aquel joven que lograba agrupar tanta gente en una sola reunión 

Pero dice el mismo v.25 que “él se dio vuelta y les dijo…”
Este sería un buen momento para promover las ventas del ministerio, o provocar euforia colectiva o insentivar a los seguidores a seguir haciendo lo que hacían: seguirle. Pero Jesús en cambio comienza a decir cada cosas que esta vez como muchas otras resultaban en la pérdida considerable de seguidores. Así que en mercadotecnia Jesús no era el mejor a seguir. Porque estaba concentrado en su misión. Que No era tener seguidores sino formar discípulos. Y de sus palabras a la multitud descubrimos 4 principios relacionados con el COMPROMISO:

1- Que las personas nos comprometemos con otras cuando reconocemos que tan importantes son (v.26)

La única forma o por lo menos la mejor forma de saber qué tan importante es una persona es cuando nos toca sacrificar otras cosas o relaciones importantes para mantener nuestra relación con ellos. 

La NVI se escucha así en este v.26 “Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo.”

¿Se escucha mejor verdad? Claro “sacrificar” se escucha más bonito que “aborrecer”. Pero en realidad así se sienten los demás cuando nosotros sacrificamos nuestra relación con ellos por causa de una relación más importante: Nuestra relación con Dios.

Seguramente recuerdas aquel muchacho al que Jesús le dijo “Sígueme” y él le respondió: “Déjame primero enterrar a mis padres”. A lo que Jesús le respondió: “Dejen que los muertos entierren a sus muertos” (muertos espirituales dice la NTV). Y luego otro le dice: “Bueno Señor pero déjame despedirme de mi familia.” Y entonces el Señor da esa respuesta que se volvió “viral”: “El que pone la mano en el arado y luego mira para atrás no es apto para el reino de Dios.”

Uy, a buen entendedor con pocas palabras bastan.

2- Solo estamos comprometidos cuando somos capaces de morir por esa persona (v.27)

Por eso cuando Jacobo y Juan le pidieron una silla de beneficio lo que Jesús les ofreció fue una copa de sacrificio y un bautismo de muerte. 

Ese es el Evangelio, siempre implicará vivir temporadas de sacrificio y procesos de muerte

Te recuerdo a Moisés, casi todo el tiempo nos acordamos de él como el gran líder que sacó a Israel de la esclavitud, el que hablaba con Dios cara a cara y como el primero en tener no una sino dos “tablets”

Pero pasamos por alto, la cruz que este hombre tomó para llegara a ese lugar de honor (o de servicio, que en términos del reino de Dios es sinónimo)

Hebreos 11: 24-27 dice: “Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija de Faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firma como si estuviera viendo al INVISIBLE.

Eso, queridos hermanos, eso es comprometerse hasta las últimas consecuencias. Te pregunto: ¿Sería feliz Moisés después de tomar esa decisión? 

Como dice un pastor de México al que conozco, el hermano Gary, él dice: “En Egipto a lo más que podía aspirar Moisés era a convertirse en una momia pero en el desierto aspiraba a la eternidad.”

Así que juzga por los resultados.

3- El compromiso solo resulta después que hayamos sacado bien las cuentas (vs. 28-31)

Tal como lo escuchas, el compromiso es también un asunto de matemáticas. No te comprometerás con nadie si primero no estás seguro cuanto te va a costar. Y luego cuando lo sabes tienes dos opciones, o te comprometes o mejor corre que después será demasiado tarde.

Ser discípulo y ser Iglesia es un asunto de sacar bien la cuenta. Si hiciste bien la matemática tu cuenta siempre quedará en rojo. Porque es solo cuando reconoces que a menos que te rindas a Jesús y le des control de todo, no podrás vivir esta vida a plenitud. Por eso Jesús dijo: “Así que no puedes ser mi discípulo si primero no dejas todo lo que posees.”

Es tiempo de que te preguntes: ¿Así vivo? Porque es mejor respuestas difíciles  ahora, que descubrimientos tristes mañana. 

En el evangelio de JUAN dice que la gente que comió la comida multiplicada al siguiente día volvieron a buscar a Jesús para lo mismo. Y el Señor les dijo: “Basta ya, paren de buscar la comida que se descompone y busquen la que es para vida eterna” Y la multitud comenzó  a irse y al verlo Pedro se le acercó al Señor y le dijo: “Afloja la mano, que si sigues así se van a ir todos” Y Jesús le dijo a Pedro y a los demás: “Se quieren ir ustedes también” Es decir, “estoy dispuesto a quedarme solo pero no voy a mentir por solo tener muchos “fans” Y Pedro le respondió: “No Señor, a quién iremos si solo Tú tienes palabras de vida eterna.” 

Sí, de eso se trata, de cortar la naranja por la mitad para saber de que lado estás. 

Si eres un verdadero discípulo es porque ya hiciste tus cuentas y decidiste rendirte.

4- El compromiso llega cuando sabemos quiénes somos (v.34)

Pablo supo quién era y cuál era su propósito en la vida, por eso dijo con firmeza: “para mi el vivir es Cristo y el morir es ganancia.”

Sólo cuando sabemos que somos una granito de sal en el Gran salero de Dios (la Iglesia) es cuando vivimos de acuerdo a la naturaleza que poseemos porque reconocemos que fuera de nosotros nadie más podrá darle sabor a este mundo y mucho menos preservarlo. Porque en nadie más vive Dios, Él solo vive en Su Iglesia.

 La esencia de este mensaje se encierra en esta pregunta: ¿Quién o qué es el centro de tu vida? Sí, digo el Centro y no el primero porque cuando se pone a Dios en una lista de prioridades es muy fácil bajarlo de allí, pero cuando ÉL  es el centro todo lo demás girará alrededor de su Persona. Si decides rendir tu vida a Jesús al fin vivirás la vida a plenitud.